mayo 12, 2011

Análisis. Hopper visto por MARK STRAND

Escalera, 1949

Mark Strand  ensaya sus variaciones en torno a la obra del maestro norteamericano. Strand, uno de los grandes poetas de nuestro  tiempo, nos invita a mirar con él escenas desoladas, esos relatos esbozados, esos interiores despojados de humanidad.



XVIII
Mucho de lo que ocurre en un Hopper parece vincularse con cosas que pertenecerían al reino invisible situado más allá de los límites del cuadro: las figuras se inclinan hacia un sol ausente, los caminos y las vias férreas se prolongan en dirección a un punto de fuga que solo podemos suponer. Sin embargo, muchas veces Hopper sitúa lo inalcanzable al interior de sus pinturas.
En
Escalera, un cuadro pequeño y misterioso, miramos escaleras abajo hacia una puerta que se abre a una oscura, impenetrable masa de árboles o montañas. Mientras la casa entera parece decir: " Sal", todo en el exterior de esta parece gritarnos: "¿Adónde?". Todo aquello a lo que la geometría de la casa nos dispone, nos es finalmente denegado.
La puerta abierta no es un cándido pasaje entre el interior y el exterior, sino una invitación paradójicamente preparada para que nos quedemos donde estamos.

Hopper - Mark Strand.  Ed.Lumen

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