noviembre 24, 2011

PAUL GAUGUIN (1848-1903)





"Hombres de ciencia, perdonad a estos pobres artistas que siguen siendo niños, si no por piedad, por amor a las flores y a los perfumes embriagadores, porque a menudo se les parecen. Al igual que las flores, se abren al más pequeño rayo de sol exhalando sus perfumes, pero se marchitan con el contacto impuro de la mano que las mancha. La obra de arte, para el que sabe ver, es un espejo en el que se refleja el estado de espíritu del artista. 
Cuando veo un retrato hecho por Velázquez, por Rembrandt, me detengo muy poco en los rasgos del rostro pintado, pero tengo la sensación íntima del retrato moral de estos pintores. 
Velázquez es esencialmente real. Y Rembrandt, el mago, esencialmente profeta."


 (…) Sorprende que Delacroix, tan preocupado por el color, hable de él en términos de ley física e imitación de la naturaleza. El color, esa lengua tan profunda, tan misteriosa, lengua de los sueños. En toda su obra percibo también la huella de una gran lucha entre su naturaleza, tan soñadora, y el tocar tierra típico de la pintura de su época. Pero a pesar suyo, su instinto se rebela; a menudo, echa por tierra estas leyes naturales y se deja llevar por la fantasía...


Los Alyscamps, (1888).


"De la disposición de colores, luz y sombra...
 resulta una impresión que podría llamarse la música del cuadro. (…) 
¿Acaso existe una receta para lo bello? Las escuelas proporcionan estas recetas pero no producen las obras que hacen exclamar :¡Qué hermoso es!
( PAUL GAUGUIN - Escritos de un salvaje )




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