mayo 03, 2012

ESPACIO-TIEMPO FOTOGRÁFICO

El sol se mueve, las plantas crecen, la tierra está en constante rotación, el día sigue a la noche, incluso el ser humano contempla día a día su lenta pero segura transformación.
Existe una continuidad ordenada, espacial e ilimitada. Esa fusión de espacio y tiempo es lo que llamamos movimiento.

Fotografía de Michael Snow

La detención del movimiento crea el instante, y la reproducción de ese instante crea la instantánea. Para nuestro ojo, nuestra mirada, el instante no existe porque somos incapaces de parar el movimiento, el fluir constante de las acciones y de nuestros cuerpos.

 ANTON GIULIO BRAGAGLIA (1889-1963)

El ojo humano, por ejemplo, se mueve y parpadea automáticamente, es como un tic involuntario del cual apenas nos percatamos. Entre un parpadeo y otro el tiempo ha pasado y el instante es otro.  Zenón de Elea, filósofo griego del siglo V a. C, quiso demostrar que el movimiento no existía. Para Zenón el movimiento es una ilusión, no existe en este tiempo. Sólo es concebible en la ficción de un tiempo memorial; es decir, si uno cae en la ilusión que resulta de la suma de los diferentes momentos de inmovilidad, y si uno construye una falsa síntesis poniendo en continuidad los instantes de no movimiento.

[...] A principios del siglo XX, el filósofo francés Henry Bergson desechó esta concepción del movimiento discontinuo como falsa, diciendo " El tiempo es la continuación de lo que precede a lo que sigue, la transición ininterrumpida, multiplicidad sin divisibilidad y sucesión sin separación". Para él la duración es una "fluidez" en constante cambio, es decir, una continuidad del fluir.
Estos dos puntos de vista tan visceralmente opuestos han sido la causa de incesante polémica entre los filósofos y los propios artistas que han buscado plasmar el movimiento a través del medio fotográfico.

"Impresiones fotográficas: El universo actual de la representación"  Marga Clark



Eadweard Muybridge



EL OJO MECÁNICO


El artista quien plasmaba el tiempo a través de la pincelada y diversas técnicas que sugerían el "movimiento congelado" desechaba la idea de fotografía como arte pero no dejaba por eso de reconocer todos los elementos enriquecedores del medio, pues ofrecía una "visión objetiva de la realidad", de ciertas fases del movimiento. Esta concepción como "espejo del mundo" y portadora de la verdad que se atribuía al medio fotográfico se oponía a mostrar una imagen confusa, esa borrosidad asociada al movimiento en la fotografía en el siglo XIX que sin embargo, artistas como Charles Négre, Edouard Denis Baldus y Eugéne Atget comenzaron a conferirle connotaciones artísticas. "Vestigios" de la presencia humana, rememorativas de su tiempo y no ya considerados simples errores mecánicos.

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