noviembre 25, 2012








22.
El aire se filtra entre las partículas de la ropa,
busca la piel con uñas de frío
se aferra al calor del cuerpo
y comienza a construir una vivienda.


He empeñado mis vestidos
por la última gota de lluvia.
Quería sonreír en la desnudez inacabada,
a contraluz,
pero sólo pude abrazar mi esqueleto
en el fondo de la tierra
donde también duermen los perros
con su paz absoluta.
El silencio impuesto
es el recipiente acuoso de los lirios
que se caen desde los ojos.

Y aún te hablo.
Desde el valle verde o los muslos partidos.
Desde los pies infantiles o las raíces de alambre;
me sostengo de la palabra fantasma
y no dejo de ser una ciudad en ruinas
después del bombardeo.




Poema de Ana Cardinali

1 comentario:

Cristina dijo...

Paula, tu blog es como una casa del árbol secreta.
Escondida del resto del mundo y de miradas abstractas y obtusas, fantasmales.
Es como cuando necesitas un respiro y tu mirada busca el cielo azul, inmenso.
Me devuelve la fe y la inspiración.