para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.
María Victoria Atencia
1 comentario:
Hace unas semanas observo, bueno, veo que publicas pero tengo que confesar algo un tanto "idiota" que me ocurre, me gustan tanto las publicaciones que no sé qué decir. O bien, dejo para "un más tarde" ahora que decido comentar una publicación resulta que en el suelo tengo, como si se tratara de una flor, "las contemplaciones" de m. Victoria. Sublimes casualidades, como aquellas que hacen que las palabras salgan en tropel ante la aparición de una zarpa. Esta mujer, pintora, aviadora...
un regalo, gracias
Publicar un comentario